lunes, 16 de marzo de 2009

BAJO LAS FLORES

En este país siempre había flores, incluso en invierno, las flores crecían entre la nieve y el hielo. El secreto de este misterio era la paz y el amor que practicaban sus habitantes.
Pero este invierno sería diferente… (Cuento infantil)

La administración Clinton encargó un informe serio y científico sobre la viabilidad de la eutanasia en Estados Unidos a Herbert Hendin, director médico de la American Suicide Prevention y catedrático de Psiquiatria del New York Medical College.


Con tal motivo se desplazó a Holanda, el País de las Flores, y pionero en la legalización de la eutanasia. Algo olía a podrido, pero esta vez no era en Dinamarca. Debajo de las flores estaban enterrados demasiados muertos anónimos. Y volvió horrorizado.


El Informe Hendin sobre la eutanasia y su aplicación en el futuro fue demoledor, por estar muy bien documentado, objetivo y desapasionado de lo que pasa en Holanda.

Planeta acaba de editar la versión castellana de esta obra en que se basó el Tribunal Supremo de los Estados Unidos para establecer que no existe derecho constitucional al suicidio asistido. No es una obra cualquiera sobre la eutanasia.




Fue llamado a declarar ante el Congreso y el informe, según el New York Times, fue una poderosa contribución al debate sobre la eutanasia, que detuvo a la Administración Clinton cuando se disponía a destinar fondos federales para su implantación.

Al menos Clinton, horrorizado ante lo que leyó en el informe, demostró sentido común para no seguir adelante, pero no se sabe lo que hará Obama.


Y es que este informe, precisamente por lo que tiene de objetivo y cuantificado, resulta devastador en sus fríos datos, para los que llaman a la eutanasia "muerte digna"...

- Más de la cuarta parte de los médicos de Holanda declaran haber practicado eutanasias involuntarias,

- El cincuenta por ciento admite haber practicado eutanasias sin la documentación exigida como cautela,

- El veinte por cien no piensa presentar nunca esa documentación.

El libro, con el sugerente título de "Seducidos por la Muerte, ilustra cómo esa solución fácil que, en detrimento del desarrollo de los cuidados paliativos, es usada en Holanda como “el modo casi rutinario de tratar a los enfermos graves o terminales, o incluso a los que sólo se sienten tristes”, acaba protegiendo a los médicos más bien que a los enfermos.

Multitud de casos concretos se alternan con datos estadísticos, y conversaciones con los principales promotores de la eutanasia en Holanda. Escrito en un lenguaje sencillo y ameno, procura abordar un tema tan espinoso con la máxima humanidad de la que es capaz.

Por citar un ejemplo, Meter Admiraal, uno de los pioneros y convencido defensor de esta práctica en Holanda, ve probable que en unos veinticinco años Europa pueda recurrir a la eutanasia para tratar los problemas de superpoblación y envejecimiento de su sociedad, aunque se alegra de no estar entonces para verlo.

El libro acaba recordando que el principal opositor a la eutanasia no es la Iglesia, como hacen creer sus defensores –el propio autor no es creyente-, sino la profesión médica, y especialmente aquellos que mejor conocen el problema: los geriatras y los que están con enfermos terminales en cuidados paliativos.



De hecho, la American Medical Association es su principal oponente en los USA. Y es que “el suicidio asistido y la eutanasia son a la larga, mala medicina: mala para los doctores, mala para los pacientes, y mala para la sociedad”

Un libro imprescindible ante el próximo debate de la Eutanasia, que tiene muy poco de muerte digna, ni de muerta a la carta, sino de la decisión práctica de quien debería defender la vida, aliviar las dolencias, la soledad y la deseperación, sanar y cuidar a los que sufren. Parece que se repite el "seréis como dioses" de la serpiente entre las flores.


La alternativa por la vida está en los cuidados paliativos, que verdaderamente ofrecen tratamiento médico y consuelo humano. Aliviando el dolor, animando en la soledad, buscando la curación con medios proporcionados, con respeto por sus creencias

Cuando Dios quiera, eso es muerte digna para una persona. Es decir, "ayudando a bienmorir"

Cada vez hay más iniciativas que ayudan a los enfermos en fase terminal. Una de ellas es el Centro Laguna http://www.lagunacuida.org/

4 comentarios:

rufus dijo...

Relato exquisito de una exquisita persona. De ser rigurosamente cierto, la realidad en Holanda no puede sino ponerme los pelos de punta. No obstante discrepo en parte respecto al sentido último tras sufrir el padecimiento de mi joven padre con cáncer terminal: pasó de la noche a la mañana de ser una persona enorme y enérgica a no poder caminar ni valerse por si misma y a tener los pulmones encharcados, con lo que respiraba con suma dificultad y no podía conciliar el sueño. Sin embargo su cerebro funcionaba perfectamente. Fue un tremendo tormento de seis meses. Sabía que no había vuelta atrás. Sabía que padecía y que hacía padecer. No quería que le viésemos en ese estado ni nosotros queríamos verle padecer así. Él deseó su muerte. Del mismo modo se la deseé fimalmente yo. Y murió aquella misma noche. Gracias a Dios.

ROSTAM dijo...

Gracias amigo Rufus, pero lo de "exquisito" es como-muy-fuerte.

Se ha demostrado que en esos países la eutanasia justifica la eliminación de aquellos que estorban, como una solución limpia, cómoda, barata y práctica que no tiene mucho de las razones humanitarias que podría justificarlo.

Casos como el de tu padre ciertamente son muy duros. Lo sé porque yo también lo pasé fatal con la enfermedad terminal de mi padre pero el sufrimiento es algo constante en la vida y hay que aceptarlo lo mejor posible.

Estas situaciones afectan tanto al paciente como a toda la familia, y sobre todo al principio son muy difíciles de sobrellevar, pero la solución es aliviar el sufrimiento, el dolor físico y moral, ayuda a la familia, la sedación...hay muchos medios y más que hay que investigar.

Ciertemente no hay que mantener con vida a nadie a toda costa, pero tampoco es lícito quitarle la vida "por las buenas".

El suicidio asistido, o la eutanasia activa no son la salida correcta, aunque se nos pase por la cabeza cuando se cae en la desesperación. No estamos en condiciones anímicas de decidir.

Un abrazo muy fuerte, y espero verte más por aquí.

Eire dijo...

Hola Rostam:

Me has hecho recordar una serie infantil que echaban en televisión en los años 90, era de una familia de dinosaurios que tenían un bebe y la abuela vivía con ellos, en uno de los capítulos la abuela cumplía los 65 años así que iban a tirarla por un barranco por que era lo que mandaba la ley para los sujetos que ya no eran útiles, si por casualidad lo encuentro te lo mostrare era un capitulo en tono de humor pero en aquel momento pensé .......algún día sera así.

Y sobre la eutanasia, se que si me encuentro en una fase terminal de una enfermedad ..........la pediría

ROSTAM dijo...

Querida Eire,

Recuerdo aquella serie de dinosaurios "muy yankees" y era muy divertida. Espero que al final no se cargaran a la dinoabuela.

En cuanto a una situación terminal, no creas que soy masoca, pero confío no tener que pedir suicidio asistido y aguantar lo mejor posible.

La medicina y la asistencia social debe ir dirigida a la vida, y a eliminar todo aquello que nos puede hacer desear la muerte; dolor, soledad, incapacidad, dependencia...

De todas formas, la eutanasia no es el suicidio asisitido, opcional y +/- voluntario, sino algo que decidirán los médicos y familiares, según criterios de utilidad, como a la abuela dinosauria.

Un saludo y gracias por tu comentario.